1. -El Arte es la manifestación de lo incognoscible oculto tras la belleza.
2. -La Naturaleza del Arte es, por tanto, Trascendental.
3. -En el acto de crear el artista se vierte, se desborda, quedando su Alma atrapada, encerrada, en la materia de su obra.
4. -Al mismo tiempo, el Alma del artista se comunica y convoca al Alma de lo representado en su obra. De esta forma, el artista participa de la realidad, creándola.
5. -En cualquier caso, de la fusión de ambos espíritus nace "el Objeto Sacro" la Obra de Arte. Y decimos bien, nace, porque adquiere vida propia al margen de las intenciones del artista que lo contempla, muchas veces, con ojos atónitos. Por eso siempre que hablamos de obras de Arte nos referimos sólo a las que poseen vida proia, Alma (Objeto Sacro) (No es oro todo lo que reluce)
6. -En el proceso de creación de una obra transcendental, es vital la actitud del artista ante su vocación; lo que pretende y lo que está dispuesto a dar a cambio. Tengamos en cuenta que se trata de desbordamiento de Alma. De intercambio de fluidos espirituales. No simplemente de una relación más o menos científicamente aséptica. Sabemos que la técnica es importante y necesaria, pero, en último caso, no deja de seer una herramienta. "Vida propia" sólo lo posee lo único, lo irrepetible a pesar de la técnica. En toda obra de arte existe un accidente, una cualidad, un giro copernicano tras del cual la órbita de la obra sale de la fuerza de atracción del artista y cobra vida propia ocupando un centro nuevo. El artista se limita a dar fe de la nueva realidad. A dar fe... no a explicarla. Primero es el artista, después manda la Obra. Primero es el fenómeno, después el concepto y la técnica. El exceso de explicación convierte al Arte en moda.
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